Jodidamente jodida.


 Me dolía el pulgar de tanto apretar "borrar" en su ventanita del chat. Me molesta no poderle decir tantas cosas, teniendo en cuenta que los monólogos que le escribía los podía enmarcar o publicar como artículos de opinión. Los cafés hirviendo siempre dan inspiración. Pero no, me callaba por miedo a un NO, que al imaginarlo me jode tanto que me estoy empezando a creer que soy yo la que contagio la tristeza, de estos días grises que impactan el alma. Pensar en los momentos que estuviste preocupándote por una persona que ahora ni siquiera se acuerda de ti, ni de tu película favorita, ni que te encantan los perros…
Es imposible lo nuestro.

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